viernes, 20 de mayo de 2016

Dejarse llevar




Y aún después de 9 años, siento que siempre ha sido así, cada día es volver a empezar y eso es lo genial de esta relación.

Encontrar alguien con quien al fin podés pensar en voz alta sin que por toda respuesta sea un asentimiento o una expresión que a uno le genera deseos de estamparlo contra la pared.

La vida a veces aunque no lo creas te reconforta, te anima a cosas que hasta ayer ni siquiera imaginabas que podrías hacer. Como ese interminable viaje hasta Santa Cruz cada 15 días o lo más arriesgado de todo, cerrar los ojos y dejarse llevar...

Confiar.. algo que no he hecho nunca a lo largo de toda mi vida, ni siquiera en mi sombra, y vos hiciste que pudiera hacerlo, creer en cada una de tus promesas que invariablemente cumpliste una a una.



Apoyarte en ese emprendimiento que comenzaste cuando cansado de viajar de país en país, renunciaste a todo y vuelta a arrancar, y creí que podrías, sabía q llegarías a donde estás hoy, y hacerme partícipe de eso me hace sentir por una vez en la vida que alguien me valora, me tiene en cuenta, aprecia mis opiniones y no sólo las escuchas sino también que las lleva a cabo. Miro hacia atrás y veo cuánta gente famosa hemos conocido y me da bronca no poder decir nada por esos molestos acuerdos que hemos firmado, pero también me causa gracia, porque acaso importa que otros sepan todo lo que hemos hecho y hasta dónde hemos llegado? No, la respuesta sencillamente es NO.

Pensar que todo esto comenzó en el día más negro y más horrible de mi vida, el día que pensé seriamente que ya no había motivo para seguir y dejaría de pararme en la senda amarilla que me impedía saltar y hacerlo, sin importar las consecuencias. En ese segundo, alguien me preguntó si podía ayudarlo a buscar la estación Loria y para mis adentro pensé justo hoy? Recuerdo que me di vuelta con ganas de decirte que buscaras a otro que justo hoy no te podía aydar, pero te vi, vi tu sonrisa que era como el sol y algo me dijo que te ayudara, y fue así como comenzamos a charlar, como supe que jamás habías tomado un subte y que era tu primera vez en Bs As. Será que eso no fue una casualidad? No, vos y yo sabemos que no existen las casualidades que somos nosotros los responsables de cada una de nuestras acciones y que a veces hay causalidades que te llevan de la mano hacia lugares que no sabías que existían o te presentan personas realmente increíbles, tampoco lo voy a negar esas causalidades muchas veces te hacen cruzarte con gente de mierda, muchas, más de las quisiéramos conocer, pero bueno es lo que hay.





Y desde ese día no nos separamos más, me convertí en tu guía de la ciudad, fue muy loco cuando alquilaste el departamento, que estaba a dos cuadras de la estación Loria, esas cosas realmente increíbles.

Cuando peleábamos porque no te gustan las multitudes ni los lugares cerrados y yo quería ir al cine, cuando me enseñaste que se pueden crear nuevos recuerdos y fuimos a todos y a cada uno de esos lugares que habían quedado marcados por aquel desgraciado que me traicionó sólo por obtener un buen trabajo y cuando lo hubo logrado se deshizo de mí como si fuera basura, algo que no sirve y se tira. En ese momento no me creíste y pasó mucho tiempo, hasta este año que comprendiste que tenía razón y está bien, porque tal vez tu insistencia me ayudó a que abriera los ojos y viera que aquello que vi en aquel tiempo y que luego el tiempo suavizó y pintó con la pátina del olvido, que transforma las cosas feas en cosas tal vez confusas, era real, aquel al que había amado con mi alma no era más que un rufián, una mala persona que esperó para que el día que me convenciera que lo podía perdonar y empezar de vuelta, fuera él el que me daba la espalda. Pobre estúpido, creyendo que me afectó aquello de no volverme a hablar. Ese cretino que ni dignidad tiene para renunciar al trabajo que obtuvo no por sus logros sino x acomodo, por mi ayuda. Pero ahora sé que en la vida todo vuelve y un día estará en mi lugar, un día sentirá lo que yo sentí y sabrá lo que duele.

Te veo, cuánto has crecido cómo has cambiado, lo mucho que nos entendemos y todo vuelve a ser perfecto y hermoso como debió haber sido desde el principio de los tiempos.

Por eso hoy sé que si hay algo hermoso en esta vida después de haber sufrido tanto, de tantas lágrimas y tanto miedo, es dejarse llevar.

Tomo tu mano y sé que caminaremos por el resto de la vida vos y yo juntos y todos nuestros proyectos caminando a nuestro lado.

Gracias por ser lo mejor que me pasó y por enseñarme a hacer la plancha